EL CABALLO ASTURCÓN

Habitan desde la antigüedad en los territorios montañosos desde la Cordillera Cantábrica hasta los Pirineos occidentales. En estas razas cántabro-pirenaicas se distinguen al menos cinco subtipos: el garrano de Portugal, el caballo galaico o caballo gallego de monte en Galicia, el asturcón en Asturias, el monchino en Cantabria, el losino en el norte de Burgos y Palencia y la pottoka que se conserva en áreas del País Vasco, Navarra y del País Vasco francés.

La raza asturiana de este mítico caballo se ha conservado a lo largo de los siglos formando una unidad diferenciable, constituyendo uno de los últimos exponentes de raza autóctona equina de toda la Europa meridional. Raza arcaica, que mantiene una morfología que debemos suponer muy semejante a la que tenía cuando se perfiló como tal raza, hace unos 2.800 años. Son abundantes los textos en los que los romanos mencionan a los pequeños asturcones, que formaron parte, junto con sus dueños, de las tropas que sirvieron por todo el Imperio.

Los astures los emplearon como animales de monta y tiro, en algunos casos pudieron ser usados con fines alimenticios o de sacrificio, como así se ha constatado en los restos encontrados en las excavaciones arqueológicas del castro de Noega en Gijón (Asturias). Los romanos apreciaron sus características y los utilizaron en las minas. Por ello llegó a haber ejemplares en las zonas mineras de Valencia.

Hoy en día los últimos asturcones se reducen al monte Sueve, en el oriente asturiano, entre los consejos de Parres, Piloña, Caravia y Colunga, y son unos pocos ejemplares protegidos por ACAS. La festividad de "La doma del asturcón" se realiza a mediados de agosto en Espineres(Piloña), donde se produce un control de los asturcones salvajes mediante su marcaje.

Aunque su uso tradicional esta relacionado con las tareas agrícolas a lo largo de estos siglos, también fueron comercializados para otras tareas. Por ejemplo fueron utilizados en París para el tiro de pequeños carruajes en el siglo XIX. 

En la actualidad el asturcón sigue con una vida dura en el monte, pero empieza a extenderse su crecimiento en fincas de cría, donde el cuidado humano permite la selección y el desarrollo de los mejores ejemplares.

Una vez domados se les observa un temperamento excelente, muy noble. Son un poni ideal para los niños. Muestran de forma natural unos aires vistosos y característicos, junto con un vigor desproporcionadamente alto para su tamaño. Su acción es suave, sencilla y muy cómoda, a lo que hay que añadir su disposición natural para el salto. Con el arnés, dada su fortaleza, demuestran aptitudes excepcionales. 

Pequeños ejemplares de la familia de los ponis. Grupa inclinada, cola de abundante pilosidad. Amplio arco costal con un frente pectoral musculado reposa sobre unas extremidades finas con cascos pequeños y redondeados muy resistentes. Alzada media de 1,20 m. Animal fácil de montar debido a tener un caminar característico, que además le permite caminar fácilmente por la montaña.

El aspecto general de un asturcón es el de un poni ágil, armonioso además de fuerte y resistente. Su capa es de color negro, aunque a primera vista el asturcón invernal presenta una apariencia totalmente diferente a la estival. Su adaptación a los rigores de la montaña provoca que durante la época fria el animal se recubra de una masa pilosa de color castaño que le protege. 

MÁS CARACTERISTICAS:

  • Alzada: Nunca superior a 1,48 m. En condiciones de cria en libertad en Asturias no suele superarse el 1,30 m. y se recomienda no realizar seleccion en busca de incremento de alzada.
  • Aspecto general: Fuertes, fogosos y proporcionados en tipo poni.
  • Capa: Negra, sin otras manchas admitidas que la estrella.
  • Cabeza: De tamaño medio, bien definida, tronco piramidal y con perfil fronto- nasal entrante.
  • Ojos: Grandes y atentos. Con orbitas marcadas.
  • Orejas: De longitud proporcionada, implantación alta, proporcionadamente separadas y de puntas manifiestas. Interior con abundante pelo.
  • Ollares: Amplios y dilatados.
  • Maxilares: Fuertes, bien marcados, de contorno inferior ondulado y provisto de barbas especialmente en invierno. Frecuente presencia de caninos en las hembras.
  • Cuello: De longitud media, fuerte, de buena conformación y bien unido a cabeza y tronco. Mas fino y recto en las hembras, en los muchos adultos tiende a curvarse. Sin gato o gatillo y de crines abundantes y largas.
  • Espalda y cruz: Espaldas largas de inclinación media. Cruz destacada y no de cuchillo.
  • Extremidades anteriores: Conjunto recto y fuerte. Antebrazos con masas musculares largas y bien conformadas, rodillas limpias, tendones marcados, menudillos compactos y fuertes con cernejas escasas y cuartillas de longitud e inclinacion medias. Cascos pequeños, negros redondeados y de uña densa y fuerte.
  • Dorso y lomos: Musculados y bien unidos. Ijares y riqones cortos.
  • Pecho: De notable profundidad y musculatura, su anchura es moderada.
  • Costillar: Bien arqueado.
  • Grupa: Inclinada. A veces, derribada. De longitud y anchura proporcionadas. Nunca doble. Nacimiento de la cola alto, en la linea del sacro y con crin abundante que llega al suelo. Se eleva e incluso levanta, con el animal en movimiento.
  • Extremidades posteriores: Nalgas y piernas largas. Corvejones marcados y limpios. Espejuelos muy pequeños o inexistentes. Idénticas características que en los miembros anteriores para las regiones por debajo de los tarsos.
  • Aires: Agiles y libres. Braceos marcados que forman un trote característico. Casos de paso amblado mas frecuente en las crías que lo pierden después del destete.
  • Aptitudes: Por su buen caracter, docilidad, fuerte constitucion y gran rusticidad, son aptos tanto para la silla como para el tiro ligero, siempre dentro del tipo poni.

Con la llegada de la primavera se producen los alumbramientos de los nuevos potros. Después de una gestación de once meses, entre ellos los de invierno, las yeguas que van a parir se separan del "corru" y buscan un lugar protegido y tranquilo en el que tumbarse. Allí nace el nuevo asturcón tras un momento mágico que apenas dura unos minutos y que siempre se produce durante la noche. Es así como la yegua reduce sustancialmente la posibilidad de ser descubierta por alguno de sus enemigos.

A diferencia de otros animales, los potros se desarrollan muy rápidamentete, hasta el extremo que pocas horas después de ver la luz ya pueden trotar al lado de la yegua. Nueve días después del parto, las yeguas entran en celo, llegando a criar con frecuencia hasta los veinticinco años de vida, lo que nos ofrece un testimonio rotundo de su fortaleza. 

El impulso de la conciencia ecologista de los años 80, precedida por las iniciativas particulares como las de Oscar Fernández que preservó una yeguada en los montes del Sueve, frente a los ataques de todo tipo que sufria la raza. El esfuerzo en el mismo sentido de organizaciones emergentes, como la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), logró frenar a tiempo la vertiginosa caída del poni que llevaba camino de convertirse en una desaparición cierta. Su recuperación es hoy un éxito. La Asociacción de Criadores de Ponis de Raza Asturcón (ACPRA) legitima con su actividad el renacimiento de este poni.











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